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Francisco, “el Papa peronista”

Francisco, “el Papa peronista”

No es novedad que el papa Francisco usualmente fue relacionado con el peronismo, al extremo que lo mencionaron en diversas ocasiones como un “Papa peronista”. Además, cuando se establecieron vínculos entre él y dicho movimiento político, se lo asoció con una agrupación específica dentro del peronismo, “Guardia de Hierro”. Sin embargo, en general, se lo menciona superficialmente, sin adentrarse realmente en dicha relación. Por ello, aquí tratamos de considerar, aunque sea brevemente, qué características tenía la mencionada agrupación y cuáles fueron realmente las relaciones entre el recientemente fallecido pontífice con el peronismo en general y con la nombrada organización en particular.

Para comenzar, debe recordarse que en los años sesenta se produjo un apreciable proceso de radicalización política, acercándose numerosos contingentes de jóvenes al peronismo especialmente en la segunda parte de dicha década. Se fueron conformando así diversas agrupaciones, con diferentes (e incluso opuestas) posturas dentro de éste. Guardia de Hierro fue una de ellas y presentaba rasgos que la diferenciaba de otras.

Guardia de Hierro. Entre esos rasgos diferenciales está el propio nombre de la agrupación, ya que puede dar lugar a equívocos. El nombre de GH (Guardia de Hierro) evoca a otra formación política, ya que es el mismo al de una organización rumana de carácter, fascista, ultranacionalista, clericalista y antisemita, que se convirtió luego en un partido político y que existió desde 1927 hasta 1941. Sus miembros llevaban uniformes verdes y se saludaban con el característico “saludo romano”, como otros movimientos de corte fascista europeos, y su líder fue Corneliu Codreanu. Sin embargo, cabe decir que la GH argentina no guardó relación con tal movimiento rumano.

Los líderes principales de GH en nuestro país fueron Héctor Tristán y, especialmente, Alejandro Álvarez, conocido como “el gallego Álvarez”. En un libro de Alejandro Tarruella, Guardia de Hierro. De Perón a Bergoglio, a Álvarez se lo caracteriza de la siguiente forma: “Tipificó a un hombre de los barrios bajos porteños hecho a las características de las décadas del treinta y el cuarenta. De sus ideas surgió Guardia de Hierro, cuya primera versión data de fines de 1961 (…). Su relación con el peronismo había comenzado años antes en la UES (Unión de Estudiantes Secundarios), a la que se incorporó en el Nacional Avellaneda del barrio de Palermo”.

La ideología de GH también revestía características singulares. Había agrupaciones peronistas donde estaba más o menos claro en qué lugar a derecha o izquierda del espectro ideológico se hallaban (por ejemplo, el Comando de Organización o Montoneros). Sin embargo, no ocurría lo mismo con GH, pues si bien mantenía relaciones con sectores tanto de izquierda como de derecha, no era fácilmente asimilable a ellos. Aunque el sector de Montoneros podía llegar a considerarlo de derecha, en el ya mencionado texto, Tarruella sostiene que ello no era así: “La derecha en el peronismo, sin embargo, era el Comando de Organización, de Alberto Brito Lima, y no Guardia de Hierro. En Guardia decían que Montoneros surgía para ocupar el rol protagónico del clásico espacio de izquierda sin tener un proyecto sólido de construcción de poder, que considerara la organización del pueblo para acompañar la vuelta del General”. Para los “guardianes”, lo importante era un trabajo de base en los barrios para lograr una formación doctrinaria entre sus cuadros. Por ello, entendían que lo que se debía hacer era incorporar a la comunidad organizándola para actuar junto a los frentes gremial y universitario.

Ese singular posicionamiento político de GH hacía que sus miembros pudiesen combinar lecturas de muy diversa clase, tanto de tipo religioso como político. En efecto, podían incluir con cierta naturalidad autores tan variados como Hernández Arregui, Teilhard de Chardin, Frantz Fanon, Mao Ze Dong y Von Clausewitz.

El eje de la organización era una clara idea unificadora, la lealtad hacia Perón y su doctrina, sin aditamentos (de “derecha” o de “izquierda”). Ese era su firme propósito, donde la doctrina peronista y la conducción de Perón eran tomadas como una especie de creencia religiosa. Una muestra de que su lealtad al líder era lo que animaba a la agrupación fue que, por indicación de Alejandro Álvarez, la agrupación se disolvió en 1974 al poco tiempo de la muerte de Perón.

Bergoglio y el peronismo. Pasando ahora al otro aspecto, la relación de Jorge Bergoglio con el peronismo en general y con GH en particular, debe recordarse la situación que vivía la Compañía de Jesús en los años setenta en la Argentina, cuando Bergoglio asumió como provincial de la Orden. En el año 1969, tomó el control de ella Ricardo O’Farrell, quien al tercer año de su mandato lo renovó por tres años más. Sin embargo, distintos sectores internos de los jesuitas estaban disconformes con la orientación de O’Farrell y finalmente desde Roma se accedió a apartarlo. Entonces, luego de las pertinentes consultas, se eligió a Jorge Bergoglio en la conducción de la Provincial de la Compañía de Jesús para nuestro país, asumiendo éste la conducción de la Orden en julio de 1973. Un aspecto no menor es la edad en que él accedió a tan alto cargo, 36 años, lo que da una idea de su temprana influencia.

Precisamente, esos jesuitas que habían manifestado su disconformidad con el anterior provincial y apoyarían a Bergoglio tenían como orientación la denominada “Teología del Pueblo” (TdP). Según señala Marcelo Larraquy en su libro Código Francisco (2016), esa orientación en cierta manera enlazaba con el peronismo: “La línea pastoral estaba definida por la TdP, que encontraba su traducción política-teológica en el peronismo. Rescataban el concepto de “sociedad organizada”, como la TdP lo hacía con la relación Iglesia-pueblo, y tomaban para el análisis histórico la categoría “pueblo-antipueblo”, en rechazo a la visión historiográfica liberal, producida desde la élite del poder”.

Por otro lado, en cuanto a la relación entre Bergoglio y GH, si bien es innegable que hubo un marcado vínculo entre él y la agrupación, cabe aclarar que no perteneció directamente a ésta. En cambio, sí puede decirse que hubo en el futuro Papa una influencia especial de la intelectual más destacada relacionada con la organización, la filósofa Amelia Podetti. Ella dictó clases en la Universidad del Salvador entre 1970 y 1979, coincidiendo así con la época en que Bergoglio era provincial de la Orden. Además de ello, un libro de Podetti sobre Hegel tuvo un prólogo escrito por el futuro Papa.

Asimismo, sobre la relación entre Bergoglio y GH, debe considerarse lo acaecido con la USAL (Universidad del Salvador). Era una casa de Altos Estudios que estaba en manos de los jesuitas. Sin embargo, en 1975, bajo el provincialato de Bergoglio (1973-1979), la Compañía de Jesús confió la conducción a un grupo de laicos, quienes asumieron la responsabilidad de preservar la identidad de la Universidad. Fue entonces cuando al frente de la institución quedaron miembros de GH, siendo el rector Francisco Piñón precisamente un miembro de dicha agrupación.

En suma, está claro que el Papa mantuvo una cercana relación con GH, pero ello no implica que perteneciese orgánicamente a ella. Por otra parte, en cuanto a su relación con el peronismo, cabe tener en cuenta lo sostenido por Marcelo Larraquy en el mencionado libro: “Bergoglio era, antes que un militante político de una orden religiosa o un sociólogo de la religión, un pastor de parroquia y un teólogo de la religiosidad popular”.

*Licenciado en Letras (UBA), doctor en Ciencias Sociales (UBA). IG @carloscampora01

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